domingo, 6 de junio de 2010

Cambio de enfoque

Mbote, bandeko.

Tenía pensado compartiros la buena impresión que me dejó Dar-es-Salaam y Morogoro (Tanzania) durante el encuentro que tuvimos los encargado de la formación de los misioneros de la Consolata en África.Estuve unas dos semanas en el encuentro y me dejó impresionado la limpieza de las calles, la educación de todo el mundo respecto al culturalmente distinto y la belleza de las playas, las montañas y las nubes que parece que adquieran una "cuarta" dimensión.
La verdad es que estaba dispuesto a animaros a todos a contemplar la creación tanzaniana con su Parque del Seringeti, el monte Kilimanjaro y los massai convertidos en los mejores guardas de seguridad de la capital. Todo parecía cobrar ese color diferente que hace ver el amor de Dios en lo bueno, lo bello y lo gratuito.

Pero, de nuevo, la fe se empeña en mostrarse en la incomprensión y el escándalo de la cruz, en lo detestable y estúpido.

Un nombre: Floribert Chebeya.

¿No os dice nada? ¿Ninguna agencia española le ha dado el mínimo de cobertura al asesinato de este hombre?

Apareció muerto en un coche cerca de Mitendi, en el territorio de nuestra parroquia de Mater Dei que está situada en las afueras de la capital en dirección sur. Su cuerpo no tenía rastros de disparos. Parecía que lo habían golpeado y probablemente había muerto estrangulado. El cuerpo de su chófer apareció al día siguiente también muerto.

¿Quién fue Floribert Chebeya?
Un activista por los derechos humanos desde los tiempos de Mobutu. Era el secretario general de la ONG llamada "La Voz de los Sin-Voz" de ecos romerianos y que tenía una gran reputación internacional por sus informes y denuncias.
Originario de Bukavu, su voz empezó a alzarse en los años 80 denunciando la represión mobutista y la persecución de la oposición. Cuando Laurent Desiré Kabila llegó al poder, Floribert se echó a la calle y alertó al mundo que muchos de los niños-soldados de Kabila eran ruandeses, con lo que aparecía la mano de un nuevo caudillo colocado por el poder internacional.
Últimamente fue crítico con las operaciones conjuntas de la armada ruandesa, ugandesa y congoleña en el este y el nordeste del Congo. Se puso de lado del defenestrado Vital Kamerhe (anterior presidente de la Asamblea Nacional) y denunció el presupuesto previsto para las celebraciones de los 50 años de independencia del país que tendrán lugar el 30 de este mes. Recientemente había compartido a sus íntimos que pensaba pedir una audiencia en la Corte Penal Internacional e ir a La Haya. Pero no sabemos cuál era el dossier que tenía entre manos.

Antes de morir habló con su mujer a las cinco de la tarde y le dijo que se había anulado su convocación con el general John Numbi, Jefe de la Policía Nacional Congoleña. Mandó un SMS (él o quien lo asesinó) que decía que "había cambiadod e planes" y que se dirigía a la Universidad Politécnica Nacional (UPN). Ya no sabemos más, sólo nos queda su cuerpo sin vida.

Un cuerpo que se une al de Serge Maheshe y Didace Namujimbo, periodistas asesinados en Bukavu por sus denuncias al poder gubernamental.

Este asesinato me duele especialmente por la persona pero también por el ambiente que crea de inseguridad y de sospecha. Muchas instancias han elevado su voz para proponer una investigación internacional ya que se teme que el propio poder esté implicado. ¿Cuál será el
resultado de esta investigación? ¿Se llevará a cabo con seriedad y llegando hasta los últimos responsables o se detendrá en los ejecutores o chivos expiatorios?

Y todo esto mientras se aproxima la fecha del 30 de junio, la llegada del rey de Bélgica, de altas personalidades internacionales. ¿A quién rendirán honores? ¿Qué motivos tenemos para conmemorar, celebrar? La gente, en la calle dice: "El 30 de junio comeremos asfalto y gravilla". Y no les falta razón porque es lo único que se ve. Los funcionarios siguen siendo mal pagados y con muchos retrasos, la guardia de tráfico recibe sueldos insuficientes y aprovechan esta situación para hacer la vida imposible a los conductores y pedirles dinero...

Lo siento, quise alabar a Dios por la belleza y termino haciéndolo en medio de la vileza.

Un abrazo.

Ramón