domingo, 27 de enero de 2008

Visitas a las comunidades

Hola senderistas, bueno, parece ser que lo he cogido con ganas y os sigo contando cómo voy viviendo esta reincorporación a la misión después de estos seis meses de reciclaje y descanso.


El sábado, 19, por la mañana, Basile (el presidente del Comité Pastoral de Dianra s/p) llegó con una mala noticia. Por la noche habían quemado la plantación de anacardos de la misión (algo menos de dos hectáreas). Estaba completamente hundido porque era el quinto año desde que habíamos plantado los primeros anacardos y era el primer año en el que realmente íbamos a ganar algo de dinero para los gastos de la parroquia. Gracias a la Delegación de Misiones de Zaragoza, incluso habíamos cercado el terreno y la gente de la comunidad había hecho cortafuegos y había cortado las hierbas de debajo de los árboles. ¡Qué pena! Dicen que a veces son los niños que entran dentro del terreno y hacen un fuego para ahuyentar a los ratones de campo y que entren en las trampas que han preparado previamente y así tienen algo de carne para comer. Como nos avisó el sábado por la mañana, yo, justo tenía que salir por la tarde para ir a visitar alguna comunidad y llegué el domingo por la tarde. Y como el lunes teníamos que viajar al sur, pues no he tenido tiempo de ver qué es lo que ha pasado. Con algunos de vosotros ya os comenté que esto suele pasar por estos lares. Los Gbató (subgrupo Senufó originarios de Dianra) dan la tierra a los que vienen de fuera (normalmente de otros subgrupos Senufó) y cuando los anacardos empiezan a dar beneficios, por casualidad, hay un incendio que quema una parte y la gente se decepciona y abandona ese terreno. Lo más curioso de estos incendios es que casi siempre se producen en las plantaciones de los que vienen de fuera, casi nunca se dan en las plantaciones de los propios Gbató. Paz y bien. Ya veremos qué decisiones toma la comunidad al respecto.

Por la tarde de ese mismo sábado pasé por Gborinakaha, una pequeña aldea que está a unos 43 km de la misión. Quería pasar para saludar a los hij@s de una mujer que yo conocía mucho y que falleció dos días antes de mi llegada a Dianra. Teníais que haber visto las caras sonrientes de los tres hijos: uno está casado y tiene un niño, otra también está casada y tiene otro niño y la más pequeña tendrá unos catorce años. Estaban contentísimos porque había vuelto y, sobretodo porque había venido a saludarles. En sus caras percibí una mezcla de tristeza por el fallecimiento de su madre, pero al mismo tiempo de alegría porque Moise (el responsable de las Comunidades Eclesiales de Base de toda la parroquia) y yo nos habíamos salido de la carretera principal para llegar hasta ellos. Moise me comentaba que para los Senufó un saludo es lo mejor que se puede ofrecer porque quiere decir que la persona piensa en ti y es capaz de "sacrificar" su tiempo por el otro. Como se dice en estos casos "Que el Buen Dios haga que la tierra sea fría sobre la persona fallecida".

Por la noche, llegué a Bielú, la aldea donde tenía que dormir. Allí Thomas Zokiri me contó su historia. Por casualidad, supe que se había ausentado durante un largo tiempo de la aldea así que le pregunté qué había pasado. Él me dijo que había ido a una aldea a seis kilómetros para trabajar en el campo junto con tres amigos. A uno de sus amigos le gustaba una chica que vivía en esa aldea, así que fue a "pedírsela" a sus padres pero éstos le rechazaron. Sin embargo, poco después, los padres accedieron a la petición de otro joven de otra aldea. Esto le sentó muy mal al que había rechazado. A los pocos días, el que había sido aceptado empezó a venir a sacar agua del pozo del lugar donde vivía Thomas con sus dos amigos y el que había sido rechazado. Éstos "soportaron" este gesto durante varios días pero el que había sido rechazado no aguantó más y empezó a pegarle al que había sido aceptado porque interpretaba el gesto de venir a sacar agua donde ellos como una provocación.


Entonces, el "vapuleado" denunció la paliza a los rebeldes y éstos fueron a buscar a los cuatro porque aunque había sido uno solo el que le había pegado, como estaban juntos tenían que asumir la "responsabilidad solidaria". El tema es que el que le había pegado tenía un hermano que era uno de los mandos de los rebeldes, así que le dejaron tranquilo y pidieron a cada uno de los otros tres 150 000 Francos CFA (unos 250 €, que por estos lares es mucho dinero). Como Thomas no tenía dinero ya que es huérfano y no está casado, dijo que no podía pagar, así que lo encerraron en la cárcel (sin comer y haciendo sus necesidades donde vivía). Él dice que pasó más de una semana así y que lo único que hacía era rezar que el Buen Dios lo liberara. Para su sorpresa, una noche encontró la puerta de la celda abierta pero tuvo miedo de escapar porque pensaba que lo habían hecho adrede para cogerle y matarle. Así que no escapó. Lo mismo sucedió una segunda noche y él no escapó. La tercera noche no lo pensó dos veces y huyó por la noche corriendo sin parar por en medio de la "brousse". Los rebeldes le buscaban por Bielú pero él se fue en dirección contraria. Llegó hasta donde hay asfalto (a unos 150 km de donde vivimos). Como los rebeldes no le encontraban le pidieron al tío de Thomas que pagara la fianza o sino, le encerrarían a él. Así que tuvo que pagarla y unos cuatro meses después Thomas volvió a Bielú. Ahora ya no lo buscan pero sólo él sabe todo lo que ha tenido que sufrir para poder liberarse de esta situación.

Por eso me gusta ir el sábado a visitar las comunidades, porque por la noche puede que no surja nada interesante pero también pueden surgir diálogos como éste que me hacen darme cuenta de los problemas que vive mi pueblo, de sus angustias, miedos y esperanzas, de su fe.


Al día siguiente, tras la eucaristía me fui con el coche a llevar a cuatro mujeres que habían caminado más de diez kilómetros para venir a la celebración. Les encantó el detalle y aproveché para saludar a sus maridos que se habían quedado en la aldea arreglando tejados y haciendo construcciones de casas con adobe porque estamos al inicio de la estación seca y es el tiempo de renovar las casas. Todos parecían contentos de volver a verme.

Para volver a Dianra s/p me fui por otra pista para poder saludar a más gente de otras comunidades. Lo malo fue que encontramos un árbol que había bloqueado la carretera, así que no podíamos pasar. Gracias a Dios, al poco tiempo llegó un camión y entre todos pudimos hacer caer el árbol definitivamente porque se había quedado enganchado en unas ramas del otro lado de la pista y lo desplazamos para ponerlo en un lado y poder pasar. Aún me detuve en tres aldeas para saludar a gente. Llegué a la misión a las 18h00, hora en la que me esperaba una reunión con el resto de consolatos y con Kongnon, el cocinero de nuestra misión. Yo estaba bastante cansado pero, bueno, no fue muy larga y pudimos ponernos de acuerdo sobre la forma de trabajar en la misión.

El lunes, 21, nos fuimos a Zébra, a unos 280 km de la misión para una formación de una semana de todos los consolatos presentes en Costa de Marfil sobre la gestión de conflictos. Ya os seguiré contando.

Estoy encantadico de estar por estos lares . Un abrazo a todo@s, construyendo un mundo otro. Unid@s en la Mesa de la Palabra, el Diálogo y el Vino.

lunes, 14 de enero de 2008

13 enero 2008

Primeras impresiones de Dianra

Hola senderistas. Bueno, como estamos al inicio parece que lo he cogido con ganas esto de escribiros. Como suponía, lo que más me costará será sacar fotos. En fin, todo se andará.

El viaje desde Abidjan hasta Dianra s/p no tuvo mayor aliciente. Salimos a las 08h30 de la mañana y llegamos a Dianra s/p a las 19h30. En medio paramos en Yamoussoukro para comer en una parroquia de misioneros italianos del PIME que nos ofreció un espléndido arroz con una salsa de pescado con bastante picante. En Bouaké, aprovechamos para comprar pescado congelado (capitain et mademoiselle) para más señas. No me preguntéis cómo se dice en español que no tengo ni idea pero es grande y sin espinas.

Encontré mejor Bouaké, con menos controles de rebeldes y con mayor vida comercial. Incluso había un rebelde organizando el tráfico en una rotonda bajo un sol implacable. Y estaba más tieso que un palo. En las barreras, Pietro sólo dio “¡CASI DOS CÉNTIMOS DE EURO!” en una de ellas. Y, claro, el muchacho puso una cara de palmera que no supo ni reaccionar. En fin, yo apreté el acelerador y salimos disparados antes de que empezara a insultarnos.

La llegada a Dianra fue preciosa. Estaban dando la alfabetización y yo fui pasando por cada clase para saludar. Después, llegó la “Legión de María” (Dios mío, ¡qué liberadores!) y allí ya fue la locura. Todas “mis mujeres y mamás” empezaron a estrujarme y parecía que no daban crédito a sus ojos (bueno, más o menos como yo). Fue precioso. Así que después de los saludos y de darme el agua para beber se fueron a rezar a la Virgen María. Bueno o a lo que fuera porque estaban de un alborotado impresionante.

Mientras nosotros nos preparamos la cena porque tenemos a Kongnon con dos semanas “de discernimiento”. Ha habido problemas con él y no estoy muy seguro de que siga con nosotros. ¡Qué pena! Ya os contaré el desenlace (el nudo no os lo cuento porque me alargaría demasiado).

Ah, lógicamente, en la cena apareció un buen chorizo picante de Nalda que estaba de vicio.

Un poco más tarde llegaron los jóvenes porque tenían reunión y me recibieron con una salva de aplausos que me puso la carne de gallina. Ninguno de nosotros creíamos lo que veíamos.

Al día siguiente cogí unos cuantos regalos que me habían dado Concha y Charo y me fui a visitar a la gente en su casa. ¡La noticia ya se había extendido por toda Dianra! Mientras iba de una “casa” a otra sentía cómo el polvo de las “calles” se iba pegando a mi cuerpo y una leve brisa me iba cortando los labios mientras sentía que esa polvareda iba inundando mis pulmones. ¡Gajes del oficio!

Me di un paseo enorme. Menos mal que me llevé un gorro porque el sol era implacable. Fui a ver al jefe del pueblo y me senté para explicarle el motivo de mi visita y se alegró de verme. Todo orgulloso me mostró una de sus mujeres con una cruz en el pecho. Yo me quedé a bolos y me dijo que él “la había enviado a nuestra iglesia”. Yo empecé a reír y le pregunté a que esperaba él para ir en vez de enviarme a su mujer. Ante lo cual se echaron todos a reír (porque acababa de decir una burrada).

Durante las visitas me enteré que una mujer a la que conocía bastante acababa de fallecer tres días antes. Su hijo me explicó cómo pasó todo sin que le temblara la voz. Incluso sonreía mientras hablaba conmigo en una extraña mezcla de dolor por su madre y sorpresa por verme. Así es Dianra, así son los Senufó.

En otra casa, descubrí una preciosa niña que acababa de nacer dos días antes. Es el enésimo hijo de la segunda mujer del director de la coral senufó (ha tenido catorce pero cuatro han fallecido, bueno eso dice él, aunque yo creo que él tiene más). Él no estaba en casa pero yo le dije a sus dos mujeres que pensaba cortarle la “salamandra”. Lo que provocó la risa de las dos.

Encontré a la gente muy delgada, como al límite humano. Me produjo mucha compasión. Las personas sobreviven y se esfuerzan al máximo por estar de pie aunque ya casi no tengan fuerzas. Sin embargo todo ellos constataban que mi cuello estaba mucho más grueso y que había engordado.

Por la tarde quise también dar otra vuelta pero las visitas me bloquearon. También vino gente por la noche y me gustó mucho el tipo de relación que han instaurado con Pietro y Ariel porque entraban en nuestra casa sin problemas.

Después estuve hablando con Etienne, el que tiene que estudiar, enfermería porque al día siguiente se iba a Korhogo, San Pedro y Abidjan para ver cómo tiene que hacer para comenzar los estudios. Hasta para el que quiere estudiar todo es muy complicado si no conoces a gente que está dentro del ajillo.

Total que entre una cosa y otra no pude preparar la homilía y el domingo tenía que presidir en Dianra s/p porque Pietro y Ariel se iban a celebrar en los centros. Bueno, salimos del aprieto dejando libre al Espíritu sólo que entre una cosa y otra se me olvidó ponerme la casulla. En fin, uno no puede estar en todo.

Después de la eucaristía me fui a visitar a un chico del instituto que me dijeron que estaba enfermo. Dios mío, cuando le vi parecía que estaba más junto al Padre que de este lado. Lleva un mes sin ir al instituto. Está muy débil y flaco. Él dice que todo empezó con un golpe que se dio en el costado con la bicicleta y que luego se tiró casi tres semanas sin hacer de vientre. Dicen que es una “enfermedad africana” y que no se puede curar en el centro de salud. En fin, estuve hablando un poco con él para entender bien lo que tiene. Y voy a poner a su padre a caldo cuando le vea el lunes porque vive en Dianra Village (a 23 km de aquí) y espero que tome medidas. Yo le llevaría a Marandallah. Jo, estas son las cosas que te ponen de mala leche. Luego, me fui a comprar un poco de pan, huevos y mantequilla. Son las ventajas de vivir en un sitio donde predominan la religión tradicional y el Islam. Todo está abierto el domingo. Ah, por cierto, a las cinco de la mañana se escucha al imam que reza desde la mezquita. Es sugerente para alguien que cree profundamente en Dios, el Misericordioso.


Bueno, resumiendo, estoy muy contento y haciéndome cargo de la situación. Espero no dispersarme y centrarme en las traducciones de senufó. Aquí entre una cosa y otra el tiempo se te escapa de las manos.

El lunes empieza una semana de formación de catequistas: toda la semana y van a estar comiendo y durmiendo en la misión; la otra tenemos la semana de formación IMC sobre “la gestión de conflictos”; después tengo Consejo de la Delegación; después empezamos la Cuaresma, es decir, las sesiones de una semana “Jesús no libera”… Ya veis. Bueno, intentaré vivirlo con paz y sentido común.


Unidos en la Mesa de la Palabra, el Diálogo y el Vino.



Korona.